jueves, 25 de junio de 2015

El Tao, y el ying y yang

A los occidentales les suele costar entender la medicina china porque su filosofía es completamente distinta de la de la medicina occidental, y su terminología refleja un concepto diferente de la fisiología, la salud y las enfermedades.

El Tao es el «Camino» que mantiene y ordena todo el universo. Está presente en todo; sin embargo, es insondable. La creación se originó a través de la expresión del Tao de las dos fuerzas complementarias, el «yin» y el «yang». El yin y el yang han de entenderse como lo interior y lo exterior, la oscuridad y la luz, o como cualquier otro par de cualidades complementarias. En la página siguiente aparece una lista más completa de las correspondencias yin/yang.

El correcto equilibrio entre el yin y el yang es el responsable del funcionamiento armonioso del universo, incluyendo el de la humanidad. Los humanos se encuentran entre el Cielo y la Tierra. Según Lao Tsé, el más importante defensor clásico del Tao, «El hombre sigue las leyes de la tierra, la tierra sigue las leyes del cielo, el cielo sigue las leyes del Tao, y el Tao sigue las leyes de su
naturaleza intrínseca».



Sin embargo, la gente no siempre sigue este orden natural de las cosas, y con ello crea la falta de armonía y las enfermedades.

Como todo lo demás, la energía del cuerpo o ch'i ha de reflejar el equilibrio correcto y armonioso del yin y el yang. El desequilibrio del yin y el yang dentro del cuerpo es sinónimo de enfermedad.

Los chinos se preocupaban en particular por el tiempo y los factores climáticos porque éstos podían ser en ocasiones muy duros. Se dieron cuenta de que una prolongada exposición a unas condiciones climáticas extremas podía alterar el armonioso equilibrio entre el yin y el yang. Y creían que eran más insidiosos aún los perjudiciales efectos de emociones dañinas como la cólera, el miedo, la envidia, la preocupación o el pesar.

Los chinos se interesaban mucho (y lo siguen haciendo) por la comida y veían claramente la relación existente entre la dieta y la salud. Analizaban su alimentación no en términos de composición química como se hace actualmente en Occidente, sino en cuanto al yin y al yang: según los efectos caloríficos o refrescantes, y la acción estimulante o sedante de los alimentos.
Los chinos conocían otros factores, pero siempre los veían a la luz de sus creencias y concepciones cosmológicas.

Hoy día estamos empezando a comprender de nuevo lo que los chinos descubrieron hace varios miles de años: que la enfermedad está principalmente causada por un estilo de vida inadecuado y por nuestro poco interés en fomentar la salud. En gran medida elegimos y creamos nuestras enfermedades. Esta antigua forma de pensar ha  hecho que nos empeñemos en curar las enfermedades; el camino de la «acupuntura» es vivir armoniosamente para evitar en
primer lugar que surja alguna enfermedad.

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